Tras muchos años de abandono, la ruinosa mansión de Wildfell Hall es habitada de nuevo por una misteriosa mujer y su hijo de corta edad. La nueva inquilina una viuda, al parecer no tarda, con su carácter retraído y poco sociable, sus opiniones a menudo radicales y su extraña, triste belleza, en atraer las sospechas de la vecindad, a la vez la rendida admiración de un joven e impetuoso agricultor. Pero la mujer tiene, en efecto, un pasado...más terrible y tortuoso si cabe de lo que la peor de las murmuraciones es capaz de adivinar. La inquilina de Wildfell Hall (1848), segunda y última novela de Anne Brontë, une al bello relato de un amor prohibido e invernal el retrato intensísimo del fracaso de un matrimonio degradado por el abuso y la violencia, descrito con una predilección morbosa por lo grosero, cuando no brutal que escandalizó y repugnó a sus contemporáneos. De hecho, todavía hoy, la dureza, audacia y auténtico rigor de esta novela siguen siendo igual de sorprendentes y desafiantes.
Ahora bien pasemos a mi reseña de este libro ,que propuse en el Club de lectura "Una habitación Violeta" de temática feminista,en el que participo desde hace tiempo, porque quería leer algo de las hermanas Bronte (solo había visto Jane Eyre por película), y finalmente salió.
El libro está dividido en cincuenta y tres capítulos, divididos en tres partes bien diferenciadas:
En la primera parte, corre el año 1.827 y el joven hacendado Gilbert Markham, le empieza a contar su vida a su amigo, un tal A.J.Halford,Esq., en una carta , asuntos como la llegada de la misteriosa Helen Graham, que ha venido a vivir sola con su hijo Arthur, a la ruinosa Wildfell Hall ,siguiendo más tarde detallando el acontecimiento en su diario. La llegada de la nueva vecina es todo un acontecimiento, ya que la casa había estado cerrada por mucho tiempo, además que es inusual ver a una mujer viviendo independiente con un niño, por lo que la señora Helen es el blanco de todo tipo de comentarios, y no todos buenos, de los hacendados rurales y sus familias. Sin embargo, el joven Gilbert "haciendo oídos sordos" a los comentarios de todo tipo, incluso a los de su madre y hermanas, trata de trabar una amistad con la inquilina de Wildfell Hall, algo que no será tan fácil..., por el carácter desconfiado de la misma, y sus diferencias considerables de parecer en muchos asuntos.
En la segunda parte del libro, nos encontramos con la transcripción del diario de Helen, es decir nos enteraremos de cómo fue su vida antes de llegar a Wildfell Hall, y qué le llevó allí...cómo conoció al padre de su hijo, etc..
Y en la tercera y última parte, vuelve a hablar Gilbert como narrador, y ya aquí contará cómo queda el futuro de Helen y su hijo, y sí logra hacerse un hueco en sus vidas...
En cuanto a mi opinión, me ha gustado porque genera mucha intriga esta novela, a la vez que es una novela de corte totalmente feminista, y trata el tema del maltrato psicológico muy bien, además me parece que el personaje femenino es toda una mujer coraje y valiente para su época.
La única pega es que Anne Bronte al escribir para mi gusto divaga mucho, y las seiscientas y pico hojas, a veces se me hacían interminables, pero bueno eso quizás sea una apreciación mía, porque con otra autora me pasaba igual y no era seiscientas hojas, y fue con Orgullo y Prejuicio, a lo mejor es la forma de expresarse de la época que se "van más por las ramas" , no se...
Menos mal que no me ha dejado mal sabor de boca, y leérmelo entero puedo decir que me ha merecido la pena, y sí que lo recomiendo, eso si con paciencia.😜
BIOGRAFÍA AUTORA:
Anne Brontë nació en el seno de una familia eminentemente novelesca, la de los Brontë, y no sólo porque de ella salieran tres grandes escritoras, sino porque sus vidas y sus circunstancias, hermano Branwell incluido, sirvieron de puntal destacado a sus obras, ya que leer las novelas de las tres hermanas es adentrarse en sus biografías.
Anne nació en Thornton, Yorkshire (Gran Bretaña), hija de Patrick Brontë, clérigo de origen irlandés, y de María Branwell. Tenía cinco hermanos: Charlotte, Emily, María, Elizabeth y Branwell. En 1820, su padre fue nombrado rector del hoy famoso Haworth, pueblo de los páramos de Yorkshire, donde la familia se trasladó a vivir y los hermanos comenzaron a crear su fantástico mundo, escribiendo las historias de los reinos imaginarios de Angria, de Charlotte y Branwell, y Gondal, propiedad de Emily y Anne. De las crónicas de Angria se conservan muchos cuadernos, pero de Gondal ninguno.
La madre de Anne murió el 21 de septiembre de 1821 y, en agosto de 1824, Charlotte y Emily fueron enviadas con sus hermanas mayores, María y Elizabeth, al colegio de Clergy Daughters, en Cowan Bridge (Lancashire), donde cayeron enfermas de tuberculosis. María y Elizabeth volvieron enfermas a Haworth y murieron de tuberculosis en 1825. Por este motivo y por las pésimas condiciones del colegio, la familia sacó a Charlotte y a Emily del internado.
Anne era la pequeña y creció junto a los demás, desenvolviéndose en el mundo mágico de esta singular familia en la que la presencia de la muerte de los seres queridos fue una constante desde la infancia -hermanas y madre fallecidas-, marcándolos con un sello indeleble que surge en sus páginas y a través de sus poemas.
En su niñez se inventaron dos mundos a los que denominaron Gondal y Angria y sobre ellos escribían.
Anne cursó estudios en la escuela, preparándose para ser una institutriz, única salida de la época para las mujeres que querían, o no tenían otro remedio, que trabajar si conseguir un marido no era su objetivo.
A los 19 años, entró de institutriz con la familia Ingham en Blake Hall, pero se encontró con unos niños ingobernables y consentidos a los que no le permitían educar con la disciplina que precisaban, y se marchó por propia voluntad, un tanto frustrada en sus ideales educadores.
Esta decepcionante experiencia fue luego inspiración para su primera novela Agnes Grey.
Después Anne entraría de nuevo como institutriz, esta vez en casa del reverendo Edmund Robinson en Thorp cerca de York, repitiéndose, con las niñas, los mismos problemas que en el anterior desempeño de su labor docente, aunque en esta ocasión, pudo no sólo dominar a sus alumnas Bessy y Mary, sino que consiguió que las niñas le tomaran verdadero afecto y no la olvidaran nunca.
La corta vida de Anne Brontë, desprovista de todo elemento romántico amoroso, se desliza melancólica entre sus clases, sus novelas, sus paseos por la playa de Scarborough en vacaciones, y el cuidado obsesivo que tenían las tres hermanas, Emily, Charlotte y Anne, por Branwell el niño mimado de la familia a quien se le toleraba cualquier cosa.
En el caso concreto de Anne, ella compartió con su hermano la enseñanza de los niños de la familia del reverendo Robinson. Lo introdujo personalmente allí con objeto de que diera clases de música al pequeño Edmund con el resultado desastroso de que Branwell se enamoró de Lydia Robinson, la madre de su discípulo. La pasión, que duró dos años y medio, ocasionó un verdadero drama familiar para los Brontë -por no hablar ya de los Robinson-: Branwell se dio a la bebida y al opio, sin posibilidad de enmienda.
El alcoholismo del joven Branwell serviría, no obstante, para que Anne escribiese la novela La inquilina de Wildfell Hall (1.848), criticada en su tiempo incluso por la propia Charlotte por considerarse que no era "apropiada", debido a la crudeza del tema, como literatura femenina.
La unión entre las hermanas Brontë se evidencia en que juntas hicieron muchas cosas, planearon el montar una escuela, escribieron poemas que luego presentarían bajo los pseudónimo masculinos de Currer, Ellis y Acton Bell. Del librito de poesía se vendieron escasos ejemplares, mientras que de las novelas que publicaron sólo Jane Eyre de Charlotte conoció las mieles de la popularidad. Cumbres Borrascosas de Emily fue prácticamente anatemizada; Agnes Grey de Anne, aceptada; y muy mal vista La inquilina de Wildfell Hall, la segunda novela de Anne, de la que ahora, sin embargo, comienza a hablarse apreciativamente debido a la alta calidad descriptiva de una situación muy delicada y magistralmente escrita: la violencia de género y la influencia del alcoholismo en las vidas de quienes directa o indirectamente lo sufren.
El 24 de septiembre de 1848, Branwell murió a los 31 años; Emily, el 19 de diciembre de ese mismo año, y Anne, el 28 de mayo de 1849.
Los tres murieron de tuberculosis, complicada con otras cosas en el caso del hermano. Branwell no parece poseer vida propia si no es en colaboración con la de sus famosas hermanas, quienes se sirvieron de él para inspirarse: un hombre caprichoso, violento, colérico, débil de carácter y apasionado, siempre egoísta y manipulador, y del cual han quedado unos cuantos retratos hechos a las Brontë, ya que también revelaba una cierta veta artística.
-Ten valor, Charlotte, ten valor....Los postreros días de Anne Brontë fueron tan románticos y tristes como cabía de esperar; fue apagándose como una vela y sus últimas palabras, dedicadas a la superviviente, que no se separaba de su cabecera, son estas:
Anne Brontë reposa enterrada en Scarborough, un bello lugar costero que ella amó intensamente por haber vivido en él los momentos más felices de su breve existencia.
Soy muy fan de las hermanas Bronte que junto con Jane Austen son de mis escritoras favoritas 💕 esta obra me gusta mucho, de hecho la he leído dos veces a lo largo de mi vida y qué más te puedo decir, que has traído una gran novela.
ResponderEliminarBesitos 💋💋💋
Hola! Conozco a la autora pero me pasa como con Jane Austen, que no acabo de animarme a leerlo y no sé por qué, tal vez por el género. A ver si algún día me animo y les doy una oportunidad, porque nunca he descartado leerlos al 100%. Tal vez me sorprendan, no dudo que sean muy buenos libros.
ResponderEliminarUn abrazo, nos leemos! :)